martes, marzo 19, 2024

Fernando Pairican: ¿Liberación nacional o proceso constitucional? La controversia al interior del pueblo mapuche

El reciente ataque a un equipo periodístico de TVN en la ruta que une Tirúa con Cañete despierta interrogantes y reflexiones. Los hechos sucedidos no sólo dan cuenta de la pérdida de influencia de la CAM: dan cuenta también del surgimiento de nuevas organizaciones rupturista en el escenario.

Fuente: theclinic.cl

A partir de enero del presente año, el movimiento rupturista a la Autodeterminación intensificó sus acciones de violencia política contra empresarios forestales y agrícolas. También existieron otras formas de transgresión al orden, lo que la Historia Social denominaría el bandidaje social, expresado en una treintena de cabezas de ganado sustraídos de un fundo en Tirúa, los que posteriormente fueron muertos en el camino.

Para comprender el surgimiento de un nuevo ciclo del movimiento rupturista a la Autodeterminación, debemos poner el reloj en los hechos posteriores al asesinato de Matías Catrileo y la huelga de hambre de 2010. Es a partir de esos años que van surgiendo nuevas organizaciones autonomistas en el escenario político, como Aukan Weichan Mapu y la Resistencia Mapuche Lafkenche. El emblema de la primera organización es un kultrün cruzado por una lanza y una escopeta. Reúne los símbolos de la cosmovisión y la política del pueblo mapuche en lo que podría ser considerado, en una perspectiva de Eric Hobsbawm, como una “invención de la tradición” que dota al nacionalismo de nuevos conceptos políticos.

En el seno del movimiento mapuche rupturista, las forestales y los agricultores son declarados adversarios. A los primeros, la CAM los denominó en un documento de 2001 como “nuestros grandes enemigos”; y a los segundos “nuestros enemigos históricos”. Pero a la fecha jamás se había manifestado un acto hacia “chilenos corrientes”. El mismo libro ¡Escucha, winka! enfatizó en esa dimensión al publicarlo respecto a las relaciones interculturales que era “un grito de colonizados hacia otros colonizados, y al mismo tiempo, al colonizador”.

Para el movimiento mapuche, el año cero de la historia mapuche es la Ocupación de La Araucanía, por ende, el conflicto se relaciona con la formación de la república chilena y cualquier aspecto que permita su consolidación, como relato histórico, es visto por este sector de manera crítica. La Plurinacionalidad reafirmaría al Estado chileno por sobre el pueblo mapuche, impidiendo el desarrollo de la Autodeterminación. Esto ha llevado que miembros del movimiento sean críticos al proceso constitucional y a sus candidatos. Otros como el dirigente Galvarino Reiman, de la Asociación Ñancucheo de Lumaco, si bien no comparte el concepto Plurinacional afirma que el proceso constitucional es un buen momento para insertar el debate sobre Autodeterminación.

Sin embargo, existe otra corriente del movimiento que no ve en este proceso el camino a seguir. A fines de febrero, en el fundo Los Pastales, la Coordinadora Arauco-Malleco ejerciendo el Control Territorial contra “la inversión capitalista que arremeten contra nuestro territorio ancestral”, hizo un llamado a distintas comunidades en conflicto para reafirmar el camino a Liberación Nacional. También expresaron al resto de las organizaciones formar un frente político para resistir a la militarización en un escenario de mayor beligerancia por parte del Estado¹.

Los hechos sucedidos en la ruta Cañete-Tirúa dan cuenta de la pérdida de influencia de esta organización, pero que a su vez da cuenta del surgimiento nuevas organizaciones rupturista del escenario. Acontecemos a lo que Alejandra Gaitán-Barrera y Ghovan Khalid denominan “autonomismo reivindicativo”, que toma distancia del autonomismo que se suscribe al lenguaje de los derechos internacionales².

El weichafe ha sido incorporado como parte de las autoridades tradicionales en el pueblo mapuche. Una innovación en la trayectoria del movimiento mapuche autonomista, que si bien no es un consenso colectivo, muestra los divergentes caminos, fruto del crecimiento ideológico. Ese llamado que hizo la CAM en febrero a “continuar por el verdadero camino de lucha, con las recuperaciones de tierras, con el Control Territorial, con lo sabotajes a las forestales y grandes latifundistas” se expresa hoy en el escenario político del pueblo mapuche ante los últimos acontecimientos que demuestran, lo que el sociólogo mexicano César Pineda cataloga como “el drama de una lucha radical”³.

Estamos ante una posible antesala de una tragedia que no es exclusivamente por las consecuencias punitivas que atraerán sobre quienes resulten responsables, sino porque tampoco considera la tendencia que se va surgiendo en el seno del mismo pueblo mapuche que es importante a considerar. A principios de enero, la CONADI registró 26 mil solicitudes de calidad indígena motivado por el proceso constituyente. Los últimos datos dados a conocer por el Estudio de Opinión Pública: Pueblos Originarios y Nueva Constitución del Centro de Estudios Interculturales Indígenas, vuelven a reafirmar una tendencia vertida en las mediciones anteriores, donde la reconfiguración del actual Estado por uno de otra índole, que inserte como sujeto de derechos a los pueblos originarios, es una tarea compartida. Esto último asociado a la devolución territorial, en que un 71% de los no indígenas encuestados se muestra a favor dentro de una tendencia a participar en las elecciones a favor de los escaños reservados de un 57% de los encuestados.

De ellos, un 75% de los indígenas comparte la Autodeterminación como una reivindicación en la nueva Constitución, que es complementada por el 68% de los no indígenas que también ven en la reivindicación mapuche un anhelo compartido. Asimismo, un 45% de los no indígenas y un 48% de los indígenas consultados comparte la restitución territorial como un mecanismo de superación de las problemáticas generadas en los últimos años⁴.

Bajo todos estos antecedentes, creo importante sugerir lo que sostiene el historiador Eduardo González Callejas en sus estudios sobre el uso de la violencia en los escenarios políticos. Primero que surgen dentro de un contexto cultural, político e histórico que le da origen. Segundo que no cesan de renovarse y cada generación intenta marcar una ruptura a menudo profunda y radical con los ciclos que la antecedieron. En ese marco de interpretación, si estamos ante el fin de un ciclo de hegemonía de la CAM, ¿Cuál es el camino que se avecina para el movimiento rupturista a la Autodeterminación? Tal vez uno cada vez más complejo que lo puede encerrar en sí mismo.

Referencias:

¹ Comunicado público de la Coordinadora Arauco-Malleco. https://kaosenlared.net/lucha-mapuche-comunidad-renaco-pastales-y-la-cam-inician-recuperacion-de-territorio-ancestral-ocupado-por-la-forestal-cautin/. También El Mercurio “Comunidades mapuche y la CAM llaman a continuar tomas de fundos”. Martes 2 de marzo de 2020.

² Gaitán-Barrera, Alejanda, “Más allá del reconocimiento: la autonomía, el Estado y la Coordinadora Arauco Malleco. En Revista Latin American and Caribbean Ethnics Studies, Voº 13, año 2018.

³ Comunicado público de la Coordinadora Arauco-Malleco. https://kaosenlared.net/lucha-mapuche-comunidad-renaco-pastales-y-la-cam-inician-recuperacion-de-territorio-ancestral-ocupado-por-la-forestal-cautin/. César Pineda, Arde el Wallmapu. Autonomía, insubordinación y. movimiento radical mapuche. Ediciones Bajo Tierra, 2018.

⁴ CIIR, “Estudio de Opinión Pública: pueblos originarios y nueva constitución”. Tercera medición, 25 de marzo de 2021, CIIR/PUC/UDP/UHC.

*Fernando Pairican es Doctor en Historia, posdoctorante del Centro de Estudios Interculturales Indígenas (CIIR) y Académico de la Universidad de Santiago.

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