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A sus casi 80 años de edad, Juan Meulén Tranayado (1945-2025) comunicador Mapuche Williche, partió al Wenumapu, con fecha 23 de julio de 2025, dejando un legado único e invaluable para la Fütawillimapu, las grandes tierras del sur Mapuche Williche: el primer Archivo Audiovisual Mapuche Williche.

Juan Meulén, no sólo fue un reconocido comunicador, fue Nampülkafe (viajero-marero), fotógrafo, radialista, músico, entre muchos otros oficios que ejerció a lo largo de su vida con compromiso, responsabilidad y dedicación.

Durante años, trabajó en la Radio La Voz de la Costa y la Fundación Radio Escuela para el Desarrollo Rural (Freder). Luego, trabajaría por décadas registrando audiovisualmente de forma autodidacta a comunidades Mapuche Williche.

Entre 2023-2024, se constituyó formalmente el Archivo Audiovisual Mapuche Williche, que cuenta con centenares de videos de comunidades, entre ellas, investiduras de Apo ülmen de diversos Cacicados, oficios tradicionales Mapuche, encuentros musicales, teatro Mapuche, conversatorios, marchas, funerales, y mucho más.

La partida de Juan Meulén representa una enorme pérdida para la comunicación y memoria Mapuche Williche. Dejó, sin embargo, un trascendental legado y surcado un camino para quienes realizamos comunicación Mapuche.

Mañum lagmien Juan Meulén por sus enseñanzas.

Texto realizado por Martín Quintana Elgueta y Martina Paillacar Mutizábal, integrantes del Archivo Audiovisual Juan Meulén Tranayado, publicado en abril de 2024 en Revista Rememorias ( Nº30 Mayo 2024 – Año 12)

Archivo audiovisual Juan Meulén Tranayado

Correo: archivojuanmeulen@gmail.com

Instagram: @ArchivoaudiovisualJuanMeulenT

Facebook: Archivo audiovisual Juan Meulen Tranayado 

El texto que presentamos a continuación, constituye una sistematización de largas conversaciones entre don Juan Meulén Tranayado y el equipo redactor de este escrito. Se trata de varias entrevistas realizadas en marzo de 2024 en su estudio de trabajo, ubicado en el sector de Franke, en las que se abordaron temas asociados a su historia de vida y experiencia en su labor como comunicador y audiovisualista Williche. Del mismo modo, hay algunas conversaciones previas e incluso trabajos realizados con anterioridad, que sirven para la reflexión sobre el proceso de constitución del “Archivo Audiovisual Juan Meulén Tranayado.”

El “Archivo Juan Meulén Tranayado: aporte al patrimonio audiovisual de la Fütawillimapu”, es una iniciativa que se constituyó el año 2023 en Chawrakawin, ciudad de Osorno, a través de un proyecto financiado por el Servicio Nacional del Patrimonio Cultural, con el Fondo del Patrimonio Cultural, en la línea de intervención y salvaguardia, revitalización de expresiones culturales de Pueblos Indígenas y afrodescendiente del año 2022.

El proyecto es dirigido por el comunicador y audiovisualista Mapuche Williche Juan Meulén Tranayado y conforman el equipo la antropóloga Clara Ahumada Alvarado; la periodista Martina Paillacar Mutizábal; la licenciada en artes y archivista Catalina Pérez Marrián; el investigador de la Universidad de Los Lagos, Martín Quintana Elgueta; y la ingeniera en administración de empresas, Alejandra Meulén Ruiz. El objetivo del proyecto es contribuir a preservar y difundir el material audiovisual que por décadas, Juan Meulén Tranayado, registró y conservó.

El Archivo, ubicado en Francke, en el estudio de don Juan, cuenta con una colección audiovisual en dos principales soportes: 243 cintas VHS y un poco más de 50 cintas Hi-8 (2), que contienen una importante variedad de registros audiovisuales relacionados al mundo Mapuche Williche en la Fütawillimapu, registrados desde fines de la década de 1980 hasta la actualidad. En su mayoría, fueron registrados por el propio Juan Meulén, mientras que otros documentos audiovisuales corresponden a material producido por otras personas, organizaciones o instituciones.

El proyecto, cuenta con dos principales líneas de trabajo. La primera, de descripción, catalogación y digitalización del material audiovisual que contiene más de 600 horas de grabación, sobre actividades ceremoniales Mapuche Williche, como Esco, Wetripantu, rogativas; entrevistas a Apo ülmen, Longkos, Machi, Lawentuchefe, dirigentes y a comunidades; registros de palín, trawün y nütram; reflexiones sobre salud y educación intercultural; encuentros de oficios, arte, música, poesía y teatro Mapuche; marchas y movilizaciones; talleres y capacitaciones, funerales; entre otros.

La segunda línea de trabajo consiste en la realización de talleres participativos, que buscan dialogar con algunas comunidades registradas por Meulén, sobre el valor y relevancia de los registros audiovisuales para la memoria, patrimonio e historia local. Así, entre 2023 y 2024, el Archivo ha realizado conversatorios en la Feria Libre de Rahue; la Comunidad Kuifi Newen Mapunche ubicada al costado del Puente Chawrakawin en Osorno; la Comunidad Kiyemtuaiñ de Pualwe, San Juan de la Costa; la Biblioteca Municipal Pampa Schilling y en el Cacicado de la Jurisdicción Riachuelo- Río Negro.

Juan Meulén Tranayado y su transitar en comunicación

Juan Meulén Tranayado tiene 79 años de edad. Nació en Quilquilco, comuna de San Pablo, a fines de julio de 1945. Fue uno de los nueve hijos/as del profesor Juan Atanasio Meulén Imillmaqui y de María Mercedes Tranayado. Meulén, en chezungun significa “remolino de viento” o “torbellino”, mientras que Tranayado, es “tendido al sol”, o bien, “andar golpeado”, según explica el propio Juan Meulén. Es casado con María Irene Ruiz Vega, padre de dos hijas: Marcela y Alejandra, además es abuelo de Ignacio Guzmán Meulén y de Danilo Huisca Meulén.

En una época marcada por la profundización del despojo y por la violencia colonial hacia el mundo Williche, desde niño debió dedicarse al trabajo agrícola de modo que no pudo acceder a la educación formal: “Tuve que asumir los trabajos del campo, de los ocho años o antes”, explica. “Vivíamos de la pequeña agricultura, nos manteníamos de lo poco que se producía”.

Eran tiempos de escasez y precariedad en la ruralidad de la Fütawillimapu, de intercambio de la fuerza laboral por alimentación y de trabajo comunitario de “vuelta de mano”, en que las comunidades, familias y vecinos/as, se apoyaban mutuamente unas con otras en las distintas actividades agrarias. Todo lo que se comía, se producía en el campo y el acceso al dinero era muy poco.

“En el gobierno de Carlos Ibáñez del Campo– menciona Meulén- fue la escasez más grande que hubo en los campos, ahí se pasó una hambruna muy grande”. “En ese entonces -añade- no había radio, televisión ni teléfono, la infancia de uno era jugar con los vecinos. En la casa no teníamos estufa, solamente era fogón. Y nos sentábamos todos alrededor de él. Para acortar las noches largas de invierno, nos contaban muchas adivinanzas, cuentos también”, recuerda. “La discriminación era tan grande. Sufrimos toda una violencia por el hecho de ser Mapuche”. Así explica, cómo a pesar de que sus padres eran hablantes de chezungun, ni él ni sus hermanos/as aprendieron el idioma como una medida familiar de combatir la discriminación de la época.

Es posible que la situación de escasez económica en la que se desarrolló su infancia, le hubiera generado a Juan Meulén ese espíritu activo y resuelto que tanto lo caracteriza. No sólo ha sido comunicador y audiovisualista, también fue fotógrafo, jinetero, músico, vendedor de leña y carbón, pequeño agricultor, además de haber desarrollado también habilidades en la carpintería y electricidad.

En tanto, su padre, que había estudiado en la Iglesia Católica de Quilacahuín, tenía cercanía con los sacerdotes capuchinos llegados a fines de los años 50 desde Holanda, entre ellos, el misionero Winfredo van den Berg, que fuera invitado por el obispo Francisco Valdés Subercaseaux para trabajar en el sur de Chile.

El año 1966, al misionero Winfredo, radicado en Quilacahuín, lo envían a Colombia para estudiar el modelo de escuelas radiofónicas promovidas por la organización “Acción Cultural Popular” de la Iglesia Católica. Ahí, conoció la experiencia de Radio Sutatenza que fuera reconocida por la Unesco por sus aportes para reducir el analfabetismo en la población campesina y que realizaba distintas acciones de educación por medio de la comunicación. Así, una vez de regreso en Chile, se crea la Fundación Radio Escuela para el Desarrollo Rural (FREDER) (3) y se funda la Radio La Voz de la Costa el 10 de agosto de 1968, que se construyó en Misión Rahue, a 7 km de Osorno. FREDER, a través de la radio La Voz de la Costa, realizó una importante labor de alfabetización a través de las “Escuelas Radiofónicas Santa Clara”(4), inspiradas en la educación a distancia de la Radio Sutatenza de Colombia. Es por medio de la radio, que Juan Meulén, y muchas otras personas, aprendieron a escribir y a leer.

El padre Winfredo invitó a Juan Meulén a participar de la Radio y así, en un principio entregando periódicos y cartillas educativas a las comunidades de su territorio, inició su camino por las comunicaciones.

En la radio, Juan Meulén trabajaría cerca de 30 años, realizando diversas labores, entre ellas como auxiliar de la Escuela Radiofónica Santa Clara, apoyo territorial para la alfabetización, apoyo técnico, locución en programas radiales, la formación de programas radiales de música folclórica y mexicana, además de la organización en distintos momentos del Festival del Folclore Campesino.

Si bien el desarrollo de Meulén en las comunicaciones, podría remontarse a su vínculo como auxiliar de las Escuelas Radiofónicas Santa Clara al inicio de la década de los 70, lo cierto es que él mismo señala que “la música me llevó a las comunicaciones”.

Su experiencia musical se desarrolla de manera autodidacta, como casi todos sus oficios y actividades. Don Juan recuerda haber identificado una necesidad en La Voz de la Costa:

“…Yo dije que la gente campesina pedía que se tocara música mexicana[…] Y ahí es cuando el curita [el director Manuel Sánchez Fuentes] me respondió que no se tocaba [esa] música, porque toda la música mexicana hablaban de muerte, de divorcio […] en fin. Entonces, yo dije que había música mexicana que no hablaba de muerte.” A partir de dicha discusión, Don Juan logra convencer al padre Manuel, quien le autoriza a iniciar un programa con esta música, y que, dicho sea de paso, continúa hasta el día de hoy: “El cancionero mexicano”. Luego, se realizó un programa de bailables con músicos en vivo y la participación de grupos como “Los Manantiales”, seguidamente, se produjo un segundo programa mexicano para los días domingos: “El Mosaico Mexicano”.

A ello, se suman una serie de labores comunicativas desarrolladas tanto en La Voz de la Costa como en otras emisoras radiales, como por ejemplo, su experiencia en prensa, en el “Complejo Radial del Sur”, donde su amigo y colega Juan Carlos Lemarí fue clave.

Aproximación a la imagen

Juan Meulén nos cuenta su primera motivación con la imagen: “Yo conocí a muchos cultores, a muchos cultores campesinos, incluso los romanceros. Yo siempre hablaba de los romanceros que habían antes, que era un tipo de romance, de canto lastimoso, contaban una historia, pero en su idioma. Y estos romanceros todos murieron y no quedó ni una foto de ellos. Entonces, yo siempre decía, chuta, yo por falta de plata, porque yo era un pobre gallo, no tenía plata ni para vestirme, ¿no? Entonces, decía yo, me gustaría tener una máquina fotográfica alguna vez para fotografiar a toda esta gente que, de alguna manera, son importantes.”

Esto lo motivó a que, a la primera oportunidad económica, se comprara una máquina fotográfica. Tras un proceso de auto aprendizaje con apoyo de una de las dependientes del local osornino Fotos Torre, comienza a comprender las cuestiones del encuadre e incluso los procesos de revelado. El dominio de la fotografía le significó una cierta apertura comercial, que sin embargo, finaliza al poco tiempo pues sus clientes no siempre retiraban el material procesado, significando no sólo pérdida de dinero sino también una que otra dificultad familiar.

Por otra parte, durante su experiencia como auxiliar en terreno de los programas formativos de FREDER, en varias ocasiones tuvo que participar de capacitaciones relacionadas a las acciones de promoción que la Fundación desarrollaba. Uno de los centros de capacitación más relevantes, para las organizaciones sociales, a mediados de los años 80 en Chile, fue “El Canelo de Nos”, ONG (5) conducida por Francisco Vío Grossi. Es allí donde don Juan conoce a Óscar Arias, un trabajador de la ONG CAPIDE de Temuco, y a la vez corresponsal de Canal 13 en dicha ciudad. La labor de Arias, era básicamente audiovisual. Durante las noches, él mostraba a sus compañeros de capacitación, parte del material audiovisual de su autoría, lo que interesó mucho a Don Juan.

Así, recuerda una conversación con él, que fue clave en su formación: “Oye, -le comentó- me gustaría hacer lo que tú haces. Y me dice él, lo voy a tener presente. Primera oportunidad que pille, te voy a embarcar”. Entretanto, Óscar le ofrece sus servicios de audiovisualista sólo a cambio de pasajes y estadía.

Al cumplirse 21 años de existencia de FREDER y Radio La Voz de la Costa, Juan Meulén recuerda el ofrecimiento de Arias y le propone al padre Winfredo Van den Berg, en ese entonces director de la radio, la realización de un video conmemorativo. El cura acepta y entonces Don Juan se comunica con Óscar y en conjunto, durante meses, editan el video en una productora de la Universidad de La Frontera, donde Arias tenía contactos. Fue esa la primera experiencia de edición audiovisual de don Juan. El video conmemorativo de los 21 años de FREDER es una de las piezas que integran el Archivo Audiovisual Juan Meulén Tranayado.

Al poco tiempo, Óscar llama a Juan a la Radio. “[…] me dice: Hay una posibilidad para que puedas venir a estudiar Cámara. Y te tengo inscrito ya. Y no me vas a fallar, me dijo. No tienes que pagar nada. Te pagan pasaje, te pagan la estadía, toda la cosa. Tienes que venir por una semana, de lunes a viernes. Así que ahí fui a hablar con mi jefe, con el curita, para que me dieran el permiso para ir.”

Aunque en un principio Winfredo se resiste a autorizar, ante la insistencia de Juan, acepta, comprendiendo que podría ser un hecho relevante para FREDER contar con un camarógrafo, dada la reciente producción del video de los 21 años de FREDER. Así Meulén comienza su proceso formativo, junto a dos colegas de la radio: Juan Manquel y Ernesto Barra. La capacitación se realizaría en El Canelo de Nos, a través de un programa que incluía diversos contenidos sobre audiovisuales y que en ese entonces era financiado por la Cooperación Francesa, beneficiando a distintos agentes sociales y culturales del país. Aunque el proceso formativo estaba programado para dos años, sólo duró uno, pues los variados equipos locales fueron desistiendo del curso y solo persistió el de FREDER.

Así, nos cuenta don Juan: “yo recibí felicitaciones de todos los grupos. Vino […] un supervisor de los que financiaban el proyecto de allá, de Francia, un francés. Y cuando se hizo [el acto de finalización] en el mes de diciembre, el último del año, él pidió que yo hiciera cámara de todo lo que se hizo, el registro de la actividad que se hizo allá. Y me fue a felicitar porque me dijo que yo había sido el mejor camarógrafo que había habido de todos los que habían participado.”

Desde entonces, Juan Meulén se ha dedicado al registro audiovisual y conservación de múltiples actividades relacionadas con el mundo rural en general y Williche en particular. Una vez que fuera despedido de FREDER, se compró una cámara (la primera de varias, que aún conserva), luego, trabajó registrando ceremonias, rodeos y todo tipo de actividades que a veces le generaban ingresos y otras, no. Ha sido contratado por instituciones públicas, por comunidades y asociaciones indígenas e incluso, a veces, ha registrado eventos simplemente por el hecho de considerarlos relevantes, cubriendo él mismo los costos de producción y transporte.

El valor del archivo audiovisual en contexto Williche

Al mirar los registros del Archivo Juan Meulén Tranayado, es posible encontrar imágenes importantes, con un valor histórico y de memoria patrimonial indudable. Pero muchas de ellas, hay que decirlo, son imágenes imperfectas, con huellas del paso del tiempo, muchas grabadas en baja calidad para optimizar lo que en ese entonces eran las costosas cintas de video.

A veces encontramos grabaciones realizadas sobre otros registros, que se delatan tanto en la textura de la imagen como en los registros escritos y sobrescritos en las viejas carátulas. Hay, incluso, secuencias con algunos errores, como el mismo Meulén reconoce: “…me gusta ser camarógrafo. Y no sé si me siento tan confiado. Hasta los días de hoy yo uso muy poco el trípode, en realidad. Y cuando estoy editando, a veces, me tiro de las mechas, y me digo: no me quedó bien, esta grabación está con mucho movimiento, tendría que haber usado trípode.” ¿Todo ello le resta valor a su trabajo?

Las imágenes muestran, pero también ocultan. Por eso, el desafío de identificar el valor, estará en manos tanto de quien produce las imágenes, como de la audiencia que las recibe. Que una secuencia audiovisual haya resultado movida por falta de trípode, no ha sido impedimento para que las comunidades que han participado de los conversatorios realizados, por ejemplo, se emocionen al verse en pantalla, o ver ahí a quienes ya no están. No pasa el valor, por esa cuestión técnica exclusivamente. Sobre esto, es interesante el análisis que Georges Didi-huberman, un teórico del arte y de la cultura visual, hace en su texto: “Imágenes pese a Todo: Memoria visual del Holocausto” (2004). En él, hay tres fotografías que gobiernan la reflexión. Se trata de imágenes mal enfocadas, con encuadres extraños, incluso incomprensibles. El propósito de exhibirlas es mostrar lo que no se muestra. Son fotografías mal tomadas, tomadas ‘pese a todo’ pues son fotografías clandestinas, producidas por prisioneros judíos en los campos de concentración nazi en Alemania. Son imágenes que cuentan muchas historias de dolor, de poder, de coraje, imágenes que pese a todo, son una invitación, entre otras cosas, a cuestionar el canon de corrección.

Felix Guattari (1930-1992) fue un psiquiatra y filósofo francés que, entre otras cosas, propone que existe un cine mayor y uno menor (6). Es interesante esta distinción toda vez que permite hacer una pausa, un respiro antes de continuar en los eternos procesos de etiquetado en los que el pensamiento contemporáneo intenta organizar la producción cultural. Para Guattari el arte menor es aquel destinado a subrayar, a poner foco y énfasis en lo minoritario. No debe entenderse este concepto (minoritario) como una calificación peyorativa. Por el contrario, si hay una vocación por lo minoritario es justamente porque ese otro arte, el arte mayor, produce juicios, miradas, discursos fundamentalmente predominantes, comunes, canónicos, impidiendo con esto establecer diferencias, especificidades y miradas propias. Hay tras esta cuestión de lo mayor o lo menor, nuevamente aparece la cuestión del valor: ¿cómo reconocer el valor de un trabajo como el realizado por Juan Meulén?

Como hemos visto, las opciones discursivas de Meulén fueron por zonas invisibilizadas, por prácticas culturales ausentes de las miradas audiovisuales de su época, puso énfasis en lo local, en procesos que, aunque pequeños, fueron altamente significativos para quienes vivían allí.

No sólo se trata de una producción audiovisual en los márgenes de una industria altamente masiva, se trata de un esfuerzo pionero tanto tecnológica como discursivamente hablando. A Juan Meulén no le falta ingenio para resolver desafíos tecnológicos: “Compré una camarita de esas que usaban un rollo grande, ancho. [la camarita] tenía una perilla arriba y uno le daba dos vueltas, y pasaba [el rollo]. Y después compré una cámara de esas, que a las primeras vueltas se le rodó [la perilla] […] Me acuerdo todavía que le saqué el rollo, la quedé mirando, y la arreglé con un alambre caliente. Le hice un hoyo y le hice un pasador. Quedó muy buena”.

Tampoco le falta visión para saber qué es lo importante de registrar: “En cada lugar había algún personaje que sobresalía por ser embustero, por ser músico o porque las sabía todas. Y en todos los lugares hay una persona que en realidad es un personaje […] como decía yo, tanta gente importante que hubo, se murieron y no quedó nada de ellos. Entonces, yo siempre decía, cómo me gustaría tener una cámara para tomarle una foto y que alguna vez los descendientes, la familia, que quisieran verlo, o yo mismo, ¿no? y de contar, de contarle a la gente, mira, que esta persona fue un gran artista o fue una persona muy humana, muy buena. Y aquí está la foto.”

El esfuerzo de Meulén por poner ‘dentro del cuadro’ (7) a ciertos personajes, ciertas prácticas culturas y territorios, se inscribe en un esfuerzo mayor, que sobrepasa al territorio de la Fütawillimapu. Es, de hecho, un esfuerzo inorgánico que ha surgido como consecuencia de la instalación colonial de dispositivos tecnológicos en territorios no occidentales. “La fotografía y el cine son imágenes técnicas que emplean dispositivos y procedimientos originados en los países europeos, con sus consecuentes paradigmas estéticos, sociales y simbólicos, que al llegar a América fueron y siguen siendo utilizados por autores extranjeros y locales -tanto occidentales como indígenas- para el registro de nuestras particularidades sociales, geográficas y étnicas.” (Bajas y Alvarado, 2015)

El trabajo del Archivo Juan Meulén Tranayado ha sido, en esta etapa, resguardar digitalmente la producción análoga que tan abnegadamente Meulén ha conservado, en un esfuerzo por inscribir dentro del cuadro, las referencias visuales y audiovisuales de quienes siempre están fuera de cuadro.

En ese sentido, su aporte pasa también por documentar el mundo Williche en el crisol visual y audiovisual desde visual y audiovisual desde y para los Pueblos Indígenas en Abya Yala. Con ello se cumple un hito de digitalización, preservación y reflexión de la memoria audiovisual Mapuche.

Resta aún el siguiente paso: disponer para el público el acceso al Archivo, de modo tal de asegurar su perdurabilidad, transmisión y puesta en valor como parte fundamental del patrimonio audiovisual Mapuche Williche en la Fütawillimapu.

Notas al pie de página

1 Todas las fotografías que se incluyen en este artículo, pertenecen al Archivo de Juan Meulén Tranayado.

2 Durante el auge de la época analógica (años 80 y hasta el 2000 aproximadamente en Chile), el soporte audiovisual más popular fue el VHS (Video Home System o sistema de video casero). Si bien en el VHS se podía grabar, lo cierto es que el uso masivo fue para la circulación de películas. Justamente a fines de los años 80 se inicia el negocio de arriendo de videos que inundará las ciudades del mundo hasta casi el año 2000 con la caída del gigante Blockbuster y la masificación alcanzada por internet. El soporte Hi8 era mucho más pequeño. Se asemejaba a un cassette de música, el número 8 corresponde al ancho de la cinta (8mm). Para profundizar en la historia del video en Chile, ver: Liñero, 2010.

3 Una aproximación a la historia de FREDER puede revisarse en Quintana, Tejeda y Carías, 2021.

4 Para profundizar en la historia de la Escuela Radiofónica Santa Clara, ver: Rodríguez, 2015.

5 ONG es una sigla que significa Organización No Gubernamental.

6 Cine: un arte menor para las minorías. Por Raimón Robera. 22 de mayo de 2018. Disponible en: https://www.elsaltodiario.com/el-rumor-de-las-multitudes/cine-un-arte-menor-para-las-minorias

7 “Dentro o fuera de cuadro”, es un concepto técnico de la fotografía y del cine. Se refiere a esa porción de realidad que define el lente de la cámara. Hay cosas, cuando se enfoca, que quedan dentro de lo que el lente puede capturar y hay otras que quedan fuera. La presencia o ausencia en el cuadro siempre tiene consecuencias narrativas que es necesario reflexionar. ¿Por qué hay algo dentro del cuadro? ¿Por qué hay algo ausente? ¿Qué intenciones hay tras la inclusión o exclusión del cuadro? Esas son algunas preguntas que bien valdría la pena hacerse en el marco analítico y reflexivo sobre la imagen.

Referencias bibliográficas

  • Bajas, M.P. y Alvarado, M. (2015). Dentro y fuera de cuadro. Pehuen. Santiago de Chile.
  • Didi-Huberman, G. (2004). Imágenes pese a todo: memoria visual del holocausto. Paidós.
  • Liñero, G. (2010). Apuntes para una historia del video en Chile. Ocho libros editores Ltda. 1ª ed., Santiago de Chile.
  • Meulén, J. (2024). Entrevista personal a Juan Meulén, desarrollada por Martin Quintana y Martina Paillacar en Osorno, los días 15 de marzo y 21 de marzo de 2024.
  • Quintana, M., & Pérez, C. (2017). Juan Meulén, recogedor de imágenes: una historia de apropiación tecnológica. In R. Cabello & A. López (Eds.), Contribuciones al estudio de procesos de apropiación de tecnologías (1a, pp. 179–192). Rada Tilly, Argentina: Ediciones del Gato Gris.
  • Quintana M., Tejeda. C, & Carias, F. (2021). Fundación radio escuela para el desarrollo rural (FREDER): un caso de desoccidentalización educomunicativa en territorio mapuche williche. Comunicação Mídia e Consumo, 18(51), 123- 123.
  • Rodríguez, R. (2015). Prácticas de Alfabetización de las Escuelas Radiofónicas Santa Clara en las Zonas Rurales de Quilacahuín y San Juan de la Costa en la Provincia de Osorno, 1968-1972. Universidad Austral de Chile