martes, diciembre 3, 2024

Daniela Catrileo, poeta mapuche: Memoria, creación y la posibilidad de un feminismo desde el mundo mapuche

daniela-catrileo“Si estamos en contra de esa violencia del estado, en contra de la violencia de las elites como no vamos a estar en contra de las violencias que se hacen contra las mujeres o en el marco de la diferencia.”


Por Angélica Valderrama Cayuman y Patricio Melillanca
Mapuexpress.org


Si colocas en youtube “poema soy la guerra” encontrarás a una joven declamando un texto que dura un minuto y dos segundos, es el año 2013. Hace unas semanas atrás, la misma joven declama el mismo poema, pero ahora su lectura dura casi seis minutos. “Soy la guerra” se ha extendido, se ha transformado, pues Daniela, la poeta y estudiante de filosofía, tiene una relación abierta con las palabras, con la poesía,  con la escritura.

Hija de la diáspora mapuche, su familia se instaló hace unas décadas en la “periferia” santiaguina. Sintió la marca de la diferencia en su infancia cada vez que le preguntaban: ¿Qué significa tu apellido? ¿Eres india? Catrileo o catri-leufu. Su apellido, es el río detenido, río cortado o como ella lo ha significado el Río Herido. La herida ronda su  escritura como una presencia en su memoria familiar, en la memoria del pueblo mapuche. Su poesía se hace cargo de esta herencia y con ella construye nuevos relatos de un pueblo que resiste y que crea nuevas formas de existencia.

Sobre la mirada al sur, la lucha contra las violencias del Estado, de las élites; sobre la autonomía y las alianzas; sobre la posibilidad de un feminismo mapuche,  y también sobre sus proyectos escriturales hemos conversado con la joven poeta mapuche. Un nütram en el centro de la mapurbe con la lamngen Daniela Catrileo.

  • Daniela, en varias ocasiones has explicado qué es el Río Herido en tu vida, en tu trabajo poético… ¿Qué significa Río herido hoy?
  • Cuando era más chica, antes de cada lectura, empezaba contando el origen de Río Herido, que tenía que ver con la raíz mapuche, con mi apellido, río cortado, río detenido. Después me fui dando cuenta que eso fue mutando en mí. No solo tenía que ver con una significación, que es muy importante, de la familia y de mi apellido, también se constituye como una migración. El río es un viaje en sí y es un río que está detenido además, está herido. Esa herida tiene que ver con las violencias, con un proceso migratorio que es profundamente violento en cuanto a los sujetos que están ahí, en cuanto al corte de la lengua, nuestro hablar, el mapudungun. Es un proceso sumamente violento y desde ese lugar violento se empieza a escribir.

  • ¿Dónde comienza tu encuentro con la experiencia migratoria?
  • Mi familia es de los interiores de Nueva Imperial, de Temuco hacia la costa, pero se establecieron en diferentes partes, también en Chol-Chol… No recuerdo muy bien, pero migraron a muchos lugares hasta encontrar un espacio. Mi papá vivía con sus ocho hermanos en su ruca, con su papá y su mamá y muere la madre. Mi abuelo decide venirse a Santiago dejando a los niños allá, porque no podía venirse con tantos niños a buscar trabajo, a buscar otras oportunidades y de a poco se fue trayendo a los niños. Se trasladaron al campamento que está en el Zanjón de la Aguada -que también es otro río herido-, por varios años hasta que se pudieron ir a una población a San Bernardo. Yo nací en esa población donde todavía vive mi familia, viven mis padres, mis abuelos, todos.

  • ¿Cómo has vivido el hecho de ser una mapuche nacida en Santiago, en la “Mapurbe”, como diría el poeta David Aniñir?
  • Yo creo que una tiene un conflicto doble que es como… No es nostalgia, porque yo creo que la nostalgia hace un poco de daño en cuanto a la emoción. Hay una rabia que se moviliza, y esa rabia es como una máquina que te ayuda a intentar resolver los conflictos. Es un nudo, uno está en un entre y ese entre es complejo. Sabemos que hay una raíz que te señala algo, que hay un origen que uno va intentando resolver con su familia, contigo misma, con el mundo, porque uno siempre ha sido diferente, desde chica siempre te han apuntado, te han dicho “¿qué significa tu apellido?”“¿Por qué te llamas así?”“¿Eres india?”… Hay cosas que te hacen decir parece que sí, soy distinta, soy diferente. Lamentablemente hay algo que se perdió ahí. Porque yo no tuve a mi padre que me dijera tú eres mapuche, te voy a enseñar estos ritos, te voy a enseñar tu lenguaje. Eso fue para mí un aprendizaje, lo tuve que hacer yo, para constituir también esa problemática, algo que me faltaba. Ese nudo se establece con el mapuche urbano, que es desde donde me posiciono, desde donde puedo yo ser mapuche, acá en la ciudad. Yo creo que lo vamos resolviendo a través de diferentes procesos, el arte o la música, la filosofía o también otras luchas con las mujeres mismas, el mío es la escritura, pero es complejo, es complejo posicionarse en un “entre”. Pensaba en la Jamaica Kinkaid, me siento muy identificada con su proceso porque es un viaje, ella nunca va a terminar de decir completamente que está en un lugar, es la diáspora, es un mundo que te tira para todos lados.

  • Hay algunos elementos que se ven en tu trabajo escritural, la mirada al sur, lo cotidiano, lo periférico ¿Cómo entiendes estas realidades?
  • Las tres cosas son fundamentales. La mirada al sur, tiene que ver con la complejidad mía. Yo nací acá en Santiago, mucho del sur tengo en mis viajes. Cuando estoy allá pienso “por qué no dejo de hacer todas esas cosas y me vengo, por qué no me vengo a vivir acá”; y cuando llego acá es el conflicto de volver, de no tener tiempo, de empezar de nuevo. La mirada, sobre todo en los textos, tiene que ver con la memoria y tiene que ver con la memoria de mi familia, sobre todo con la memoria de mi padre. En el fondo es hacerse cargo de esa memoria, de ese testimonio. Yo puedo escribir, yo puedo hablar de eso, mi abuelo, mi papá no tuvieron la oportunidad que yo tuve de poder leer más cosas, poder escribir, tener tiempo y espacios para hacerlo. Creo que uno tiene que hacerse cargo de esas cosas. Y sobre lo cotidiano… para mí un gesto cotidiano es un gesto sobre las pequeñas cosas que nos van constituyendo a todos como seres humanos, o sea todos cocinamos, estamos todos los días lavándonos los dientes,  escuchando una canción, creo que con eso se van componiendo los pequeños relatos que hacen existir nuestro testimonio como memoria. Cuando las personas se mueren todo eso deja de existir y la gente a su alrededor va olvidando esos pequeños gestos que hacían y creo que para que esa muerte no sea olvido, tiene que estamparse, en la memoria sobre todo.

 

  • ¿Y sobre la periferia?
  • Sobre la periferia, sí. Nací ahí, no puedo olvidarme. Si mi padre tiene una mirada hacia el sur, mi mirada es la periferia porque mi biografía está atravesada por la periferia, por el margen, por la población, por la pobreza. Y no es una mirada ingenua de la periferia o una mirada romántica de la periferia, que es lo que me desagrada de las miradas de ciertos escritores, de ciertos artistas en común, porque suelen romantizar ciertas estéticas. Creo que yo nunca lo voy a hacer porque sé lo que es, sé lo que es nacer ahí, sé lo que es vivir ahí, sé lo que es enfrentar el barrio, la población, estar todo el día compartiendo con tus vecinos. Sé lo que son las balas, lo que es vivir en blocks, hacinados, sé lo que es la pobreza, sé lo que es tener hambre. Es escribir desde tu propia biografía.

 

  • Alguna vez dijiste: “yo, como mapuche, como estudiante, como vegana, feminista…” ¿Cómo vives este cruce de identidades?
  • Siempre con mis amigos jugamos con las categorías con que este mundo divide, sobre todo en la modernidad. Estamos todos rotulados, como animales, como productos, en el fondo el mismo modelo neoliberal te intenta rotular bajo códigos. Entonces decían, que yo era la exclusión de la exclusión porque era  todo lo que iba quedando del resto. Tú eres mapuche, eres pobre, eres estudiante, además eres vegana, y además feminista, entonces como que uno se va constituyendo como si eligieras lo más difícil. Fuera de eso, desde una parte más profunda, sí me considero feminista, es algo que me costó mucho. Dentro del mundo de la filosofía es muy difícil que uno llegue a decir sí completamente a algo, los grises son súper importantes. Constituirse como feminista era complejo porque había un mundo de posibilidades,  ¿qué feminista, qué feminismo?, hay un mundo heterogéneo que está ahí dentro y uno tiene que irse vinculando dependiendo de las raíces que más te mueven. Finalmente decidí instalarme como feminista, como escritora también porque creo que como mujer y como sujetos que nos marcamos en un mundo de lo diferente, no tenemos las mismas posibilidades que otros, y dentro de esas no posibilidades se involucran nuestros derechos y se vulneran nuestros derechos, entonces cuando uno dice sí, soy escritora, sí soy feminista, cuántas mujeres pueden hacerlo, sobre todo mujeres mapuche. Entonces creo que instalarlo, al menos, crea conflicto y al menos uno se puede posicionar y decir sí, no, ¿por qué? Eso creo que es marcar políticamente un paso.

 

  • ¿Crees que es posible un feminismo mapuche?
  • Existen muchos movimientos indígenas feministas… yo creo que sí, es posible. Pero es posible en cuanto nosotros como sujetos nos involucremos en el camino de comprender cuál es el enemigo. Yo creo que para las feministas o para un mundo feminista posible, el enemigo es el patriarcado y el patriarcado está ligado al capitalismo, es el capitalismo. Yo creo que para el mundo mapuche, para el mundo indígena, para todos los sujetos que se han sentido vulnerados bajo un sistema represor el enemigo también es el capitalismo y sobre todo en Chile es el neoliberalismo. Sentirse como alguien anticapitalista, antiimperialista, es también nombrar un proceso donde uno puede decir sí, se pueden instalar luchas, desde el feminismo viéndolo desde una perspectiva indígena, viéndolo desde un mundo mapuche. Yo creo que el mundo mapuche, si bien no se va a instalar desde un rótulo occidental del feminismo así, uno puede comprender que desde su cosmovisión la mujer tiene un papel importante y ese papel ha sido desplazado en tanto a la fascinación que tiene el sistema neoliberal por la élite y esas élites son las que siguen gobernando y estando de parte del empresariado, nos siguen reprimiendo.

 

  • ¿Cómo se configura este feminismo mapuche?
  • He conversado con diferentes personas de esto y si bien hay muchos jóvenes que están articulando nuevas formas de mirar nuestro pueblo, hay lugares que todavía son muy resistentes con respecto a esto, sobre todo si se vienen a instalar discursos como de occidente. Si se viene a instalar algo así como “Feminista es igual a, no sé qué”…, pero si uno logra articular el discurso feminista como una forma distinta de entender al otro,  una lucha que también está en contra del capitalismo, en contra del patriarcado, es una lucha por nuestros derechos que han sido vulnerados en toda la historia igual que el proceso mapuche ¿Cuál es el problema ahí?… Pero todavía hay mucha resistencia de algunas partes, yo creo que hay que hacerlo, o sea hay muchos lugares que siguen siendo profundamente misóginos y eso no puede ser. Si estamos en contra de esa violencia del estado, en contra de la violencia de las élites como no vamos a estar en contra de las violencias que se hacen contra las mujeres o en el marco de la diferencia.

  • ¿Qué piensas de la situación del pueblo mapuche?
  • Es una pregunta compleja porque para mí la autonomía del pueblo mapuche tiene que ver con una lucha política y una lucha ideológica, y en tanto política e ideológica tiene que ver con definirse estructuralmente en contra de un sistema capitalista, que nos ha robado y nos ha oprimido durante mucho tiempo y ese sistema se condensa hacia los empresarios como hacia el Estado que, en estos términos actuales es casi lo mismo. Son instituciones que nos han robado tanto los territorios como la memoria y creo que hay que articular una lucha, hay que seguir… en el fondo es una revolución y hay que seguir efectuándola en un sistema autónomo, y ese sistema autónomo también tiene que aliarse estratégicamente con otros grupos, eso es fundamental, la alianza estratégica para lograr la autonomía política e ideológica del pueblo mapuche.

  • Desde esta mirada de una resistencia y lucha cultural del pueblo mapuche ¿Cómo entiendes la espiritualidad mapuche?
  • Tiene que ver con la memoria, una forma de recuperar esa espiritualidad, que en el fondo es un entendimiento tanto con la naturaleza como con otro y con los ancestros, y esa espiritualidad… Si estamos hablando de una lucha ideológica, esa es parte fundamental de nuestro pueblo y debería instalarse como algo que debemos de nuevo estudiarlo, hacernos cargo de ese proceso y también enseñarlo a las nuevas generaciones. Porque hay algo que perdimos, es como si me hubiesen robado parte de la memoria de mi padre, de mi abuelo y mía, hay algo que no se traspasó ahí de generación en generación, como lo hacen los mapuche.

 

  • ¿En tu poesía, tú sientes que hay espiritualidad, vínculos, estados?
  • Yo creo que sí, quizás no está tan claramente en las palabras, pero en la forma siempre está. La primera parte [de Río herido] se llama cesura, la forma en que están pensados esos poemas tiene que ver con una parte que no es occidental, obviamente, y que tiene una forma de pensarse la lengua de una manera mucho más espiritual tiene que ver con una paz interior, con una estar segura y tranquila de ciertas cosas. Quizás eso no va a estar traspasado en tanto palabras, pero sí en estados, estados de ánimo, contemplación, como de profundidad, tiene que ver con ese lenguaje.

 

  • Ser mapuche y vegana ¿Crees que forma parte de cómo el pueblo mapuche debe entender el mundo actual?
  • Somos un pueblo heterogéneo, aunque a mí me duela lo que tiene que ver con la religión, ese es un proceso político. Ahora, si uno entiende los procesos y puede ver un lugar para elegir… Por ejemplo, ahora yo soy vegana, yo entiendo así mi vida, pero es porque hemos cambiado, no podemos decir que somos un pueblo que se quedó como hace mil años atrás. Hay que ir avanzando y viendo, qué significa la espiritualidad ahora o qué significa esa lucha ahora, cómo trasladamos esa lucha a nuestra vida cotidiana. No cuesta nada instalar ese discurso cuando te dicen “ah tú eres chilena”, No, no soy chilena, soy mapuche. Yo soy mapuche, soy vegana acá, y lo entiendo como una relación mía con la naturaleza, y me cargan los tipos de sectas muy dogmáticas, pues entiendo que quizás un día voy a estar levantándome en un lugar y me van a servir un huevo y no voy a decir “no, no puedo, soy vegana”, no haría eso, entiendo los procesos culturales, los contextos.

 

  • Para finalizar, cuéntanos ¿Cuáles son tus proyectos, en qué estás trabajando?
  • Escrituralmente estoy trabajando en la revisión de “Río herido”, una publicación que hice en el año 2013 con una editorial independiente “Libros del perro negro”. Si bien esta segunda edición tiene parte del primer libro  es mucho más completa. Hay cosas que habían quedado fuera  como el problema con la lengua, y eso ahora va a estar como un apartado dentro del libro, una especie de quince poemas que dan la introducción al libro completo. Quise apropiarme del libro, manipularlo, intervenirlo, y también jugar con eso, o sea creo que el lenguaje es algo móvil, tiene flujos de movimiento y en torno a ese aprendizaje me di cuenta que todos vamos cambiando y la idea es que el libro se vaya moviendo. Por otro lado, estoy compilando un libro de cuentos que yo creo que va a salir el próximo año, son tres cuentos, se rotula… más o menos… voy a tirar un nombre ahora, que es el primero que tengo, se llama “Pornomiseria”. El otro año también debería salir “La Guerra Florida”, que es algo que estoy trabajando hace harto tiempo.

  • ¿Un libro de poesía?
  • Sí. “La guerra Florida” es poesía y vendría siendo el segundo libro, y “Pornomiseria”, de cuentos, ya sería el tercero.

Para terminar este nütram, le pedimos a Daniela que dijera la primera palabra que se le ocurriera cuando yo nombraba otra. Aceptó el desafío y mientras se acariciaba el pelo respondía sin demora.

Nueva Imperial: padre

Memoria: vida

Mapudungun: río herido

Viaje: familia

Escritura: yo

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