miércoles, octubre 9, 2024

Las llamadas “Fiestas Patrias” y la involución del estado chileno

Chile limita al sur con Wallmapu. Los reconocimientos de O”Higgins, Carrera y Freire a los Pueblos del Bio Bio al sur. Idiosincrasia de la oligarquía chilena y las masacres genocidas del Bio Bio al sur, como acciones bélicas ilegales, expansionistas, coloniales y patriarcales del estado chileno. De la chingana popular y campesina, hasta los retazos en las denominadas fiestas patrias. La chilenidad  criolla y los pueblos de origen ancestral.

Por Alfredo Seguel

Mapuexpress daba a conocer en septiembre del año 2010, una carta de Bernardo O”higgins, como Director Supremo del  Chile con fecha 13 de marzo de 1819, en la cual califica y reconoce a los mapuches y pueblos australes como independientes: ““Araucanos, cunchos, huilliches y todas las tribus indígenas australes: ya no os habla un Presidente que siendo sólo un siervo del rey de España afectaba sobre vosotros una superioridad ilimitada; os habla el jefe de un pueblo libre y soberano, que reconoce vuestra independencia, y está a punto a ratificar este reconocimiento por un acto público y solemne”, escribió el entonces director supremo.

Se dice que el estado chileno cumple 206 años de existencia el 18 de septiembre 2016, como aniversario del establecimiento de la Primera Junta Nacional de Gobierno (el 18 de septiembre de 1810), teniendo con posterioridad la firma del 12 de febrero de 1818 con la Proclamación de la Independencia de Chile por parte de Bernardo O’Higgins  como Director Supremo. Este periodo como proceso de independencia, ha sido además subdividido en tres etapas que se denomina: la llamada Patria Vieja (1810 a 1814), la Reconquista o Restauración Monárquica (entre 1814 y 1817) y la Patria Nueva (de 1817 a 1823).

primer escudo chilenoCabe consignar que el primer escudo de Chile,  fue creado en reemplazo del emblema Real Español vigente en la época y dado a conocer por el gobierno del presidente de la Junta Provisional José Miguel Carrera el 30 de septiembre de 1812, durante una celebración en la plaza de Armas de Santiago en conmemoración de la Primera Junta Nacional. El nuevo escudo, expuesto en un lienzo colgado en la portada principal de la Casa de Moneda, incorporado además al centro de la bandera tricolor chilena, tenía como figuras principales a una pareja de Mapuches.  El escritor Gastón Soublette,  señalaba en base a ese escudo que el pueblo Mapuche había sido incluido con «la clara intención de definir el nuevo orden de Chile como basado en el valor y nobleza de Arauco, cuya sangre corre por nuestras venas» y no solo por razones estratégicas, atendiendo que los nuevos republicanos buscaban símbolos que les diferenciaran mrcadamente de Europa.

Consecutivamente. el Estado chileno suscribió un tratado con el Pueblo Mapuche en el año 1825 que se denominó “Tapihue”, donde reconocía la jurisdicción y soberanía Mapuche del río Bio Bio al Sur, el que fue violado a partir de la llamada “pacificación de la Araucanía” que consistió en una invasión y masacre bélica al territorio autónomo y su población en el sur, conculcando una serie de derechos humanos que persisten hasta el día de hoy con fases racistas, colonialistas, genocidas y despojo.

 

Un Informe trabajo de investigación de ejecutados Mapuches, cuyo autor investigador es Hernán Curiñir Lincoqueo, de la Asociación de Investigación y Desarrollo Mapuche (AIDMapuche), da cuenta de diversos antecedentes sobre las acciones bélicas y coloniales del estado chileno, desprendiendo que las campañas bélicas del estado chileno entre 1860 a 1881 habrían causado el asesinato directo de 50 mil a 70 mil Mapuches.

Se ha señalado, que los tratados como el de Tapihue,  habrían sido abolidos por la aplicación de la Ley del 4 de diciembre de 1866, con el traspasado de las tierras Mapuche antiguas al “Fisco”. Sin embargo, es importante señalar, que autores Mapuche como el historiador Víctor Toledo Llancaqueo, han sostenido que dicha interpretación no tiene fundamentos, ya que el Estado nunca declaró fiscales las tierras al sur del Bio Bio. Más aun, la legislación reconocía los derechos de propiedad mapuche sobre sus posesiones, anteriores a la propia acción del Estado. “La afirmación de que el Estado chileno declaró fiscales las tierras en el territorio indígena al sur del Bio Bio, por medio de la Ley de 4 de diciembre de 1866, constituye un axioma de interpretación ampliamente aceptado (…) Tal enfoque permite, además, realizar una explicación simple y ordenada del proceso de constitución de la propiedad rural en esa región: la propiedad se origina en actos estatales sujetos a una legalidad, tales como remates de tierras fiscales, concesiones, colonización, entrega de títulos de merced a indígenas”. El historiador agrega en otro punto: “Sin embargo, tal afirmación no tiene fundamentos. El Estado nunca declaró fiscales las tierras al sur del Bio Bio. Más aun, la legislación reconocía los derechos de propiedad de los indígenas sobre sus posesiones, anteriores a la propia acción del Estado”.

Para Toledo Llancaqueo, una vez ocupado el territorio, tal legislación sobre tierras no se respetó, no se reconocieron las posesiones indígenas en su integridad, y los agentes estatales dispusieron de las tierras como si fuesen fiscales, en actos nulos de acuerdo a la propia legislación chilena. “Las reclamaciones por las posesiones indígenas no reconocidas –las tierras antiguas- persiste hasta nuestros días”, señala el autor.

Estos hechos de violencia y despojo, son parte de los actos de masacres estatales cometidos contra pueblos de origen ancestral o sectores de trabajadores. Algunos de ellos: La traición y asesinato de  Manuel Rodríguez (1818) en los inicios de la llamada “independencia”. Luego, como ya se señaló anteriormente, está la “Pacificación de la Araucanía” que es la invasión al territorio ancestral Mapuche y masacres al Pueblo Mapuche a finales del siglo 19 y parte del siglo 20.

También,  la facilitación estatal para el genocidio de pueblos indígenas australes como Seknam y Kawaskar. Suma,  la matanza de la Escuela Santa María de Iquique con el asesinato de trabajadores de las salitreras y sus familias (1907). Asimismo, la Masacre al levantamento de Ránquil que se produjo en junio y julio de 1934, contra grupos de campesinos mapuches en el sector Pewenche de Lonquimay y Alto Bio Bio quienes se habían levantado contra  los abusos estatales y de los patrones. Sigue, la matanza del seguro obrero (1938). El mismo golpe de 1973 arrojando una serie de detenidos, desaparecidos, ejecutados, violentados por poderes fácticos, entre varios otros actos de violencia estructural.

Más allá de estas realidades, las denominadas “Fiestas Patrias” y sus “ramadas o fondas”,  son los retazos de una de las instituciones tradicionales rurales de la chilenidad y su sincretismo con lo indígena, las llamadas “chinganas”,  que fueron una institución rural  de enorme importancia social, cultural y popular, en cuyos espacios la gente iba a entretenerse, comer, cantar, bailar y tomar buenos mostos cultivados en la zona central, junto con ser un importante espacio de convivencia y de información, ya que allí circulaban las últimas noticias de quien se casaría, quien había muerto, quien había nacido, siendo en general, por más de medio siglo 19, uno de los lugares donde se desarrolló de modo más relevante la tradición popular, tanto de la cueca popular como del folclor, las que fueron progresivamente desapareciendo, perseguidas por las oligarquías de la época, limitándolas al interior de lo que se conoce como fiestas patrias.

Hoy, las fiestas patrias, es sinónimo de empanadas, vino tinto, juegos típicos y cueca, donde una mayoría celebra y se siente más cercana con la simbología sin rebuscar mayormente sobre los cimientos y verdaderos significados. Es un sentimiento – emoción que aflora más que conocimientos, muchas veces, con un superficial arraigo de identidad o pertenencia, ya que la chilenidad y sus tradiciones de origen rural y campesino, también han venido siendo cercenadas y hoy,  apenas hay pinceladas de matices  folclóricas y  por otro lado, también se presentan desvirtuaciones de las tradiciones, como la imposición de ciertas figuras mostradas como típicas y generalizadas como ocurre con el huaso de fundo, pero que en el fondo, es el símbolo del patronaje que representa la violencia y explotación a hombres y mujeres trabajadoras.

 

El proceso de independencia de la denominada “República de Chile” que duró más de 8 años, desde la declaración de intenciones del 18 de septiembre de 1810  y el inicio de su conformación estructural desde 1818, con una extensión geopolítica que limitaba en el norte con la zona de Atacama y al sur con el Bio Bio, es decir, limitaba con el Tahuantisuyo (territorio ancestral Pueblos Andinos) y el Wallmapu (territorio ancestral Mapuche),  hace desprender que la denominada gesta independista permitió la liberación de este País llamado Chile de la tiranía de la corona española, para pasar progresivamente a una tiranía de  oligarquías criollas, cuyas formas de poder expansionista de tipo colonial y patriarcal se proyectan hasta el presente, existiendo constantemente en el devenir procesos emancipadores que ha incluido luchas insurreccionales, conflicto sociales y políticos, choques de intereses y crisis, negándose hasta nuestros días los derechos de los Pueblos Indígenas y manteniéndose en el presente diversas formas de opresión contra diversos sectores sociales, existiendo a su vez, diversas formas de resistencias.

Los niveles de reconocimiento del naciente estado chileno a través de la carta de O”Higgins, los símbolos patrios de Carrera y el Tratado de Tapihue de 1825 a la autonomía del Pueblo Mapuche al sur del Bio Bio, progresivamente fue desplazándose, levantándose una campaña por las oligarquías y grupos de “intelectuales”, de manera transversal en la composición ideológica de la sociedad chilena, generándose una presión para invadir el territorio Mapuche y masacrar a la población. Ya el 25 de junio de 1859, el Diario El Mercurio de Valparaíso publicaba lo siguiente sobre la existencia Mapuche: “una asociación de bárbaros, tan bárbaros como los pampas o los araucanos, no es más que una horda de fieras que es urgente encadenar o destruir en el interés de la Humanidad y en bien de la civilización”; y el 1º de noviembre de 1860 que “ya es llegado el momento de emprender seriamente la campaña contra esa raza soberbia y sanguinaria, cuya sola presencia en esas campañas es una amenaza palpitante, una angustia para las riquezas de las ricas provincias del sur”, dichos y visiones que eran compartidas, por ejemplo,  por Benjamin Vicuña Mackenna, intelectual chileno y post candidato a la presidencia, quien  en un primer discurso de 1868 sobre la pacificación de la Araucanía, indicaba:  ”El indio, no es sino un bruto indomable, enemigo de la civilización porque sólo adora los vicios en que vive sumergido, la ociosidad, la embriaguez, la mentira, la traición y todo ese conjunto de abominaciones que constituyen la vida salvaje”.

En alguna parte de la historia de Chile, se hizo un perverso cambio de eje. Por ello, no es posible abordar ciegamente  celebraciones sin saber orígenes. Hay un dicho antiguo y popular que dice “Nadie sabe hacia dónde va sino sabe de dónde viene”. La memoria popular y la memoria ancestral debe estar más viva que nunca por parte de los Pueblos que conviven en este País llamado Chile, llamase Aymara, Diaguita,  LikanAntai, Quechua, RapaNui, kolla, Chango, Mapuche, kawésqar, Selknam o el Pueblo chileno y todas sus descendencias y mestizajes,  y saber con ello,  sobre las estructuras opresoras de poder, más aún, cuando hoy, se mantienen varios de estos cimientos generando nuevos yugos y desigualdades, prevaleciendo formas de explotación de las personas, intensificándose la depredación de la tierra y distintos elementos de la naturaleza, varios sagrados, junto a diversas formas de represión contra la rebelión.

Se recomienda también acceder a los siguientes documentos:

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