Estas son las principales fechas que han generado y que generarán el proceso para la creación de una nueva Constitución en la República de Chile y donde han estado participando activamente sectores de los pueblos originarios.
18 de octubre de 2019: Estallido Social iniciado por estudiantes secundarios en Santiago y que se expandió a todos los pueblos y ciudades.
15 de noviembre de 2019. Negociación de la clase política para enfrentar las demandas del estallido social
25 de octubre de 2020: Plebiscito por una Nueva Constitución. Los chilenos y chilenas deberán optar por «Apruebo» o «Rechazo».
15 y 16 de mayo de 2021: Elección de Constituyentes para redactar la Nueva Constitución. Elección de alcaldes, concejales y gobernadores regionales.
13 de junio: Balotaje para elección de gobernadores regionales, en caso de que ninguno de los candidatos haya obtenido más de un 40% de la votación.
30 de junio: Inicio de la Convención Constituyente
Inicios de 2022: Vence primer plazo para entregar propuesta de texto constitucional. La convención encargada de redactar la constitución tendrá un plazo de trabajo de al menos 9 meses para presentar su propuesta. En caso de falta de tiempo, podrá prorrogar su funcionamiento por otros tres meses más. El organismo deberá aprobar los diferentes aspectos del contenido de la carta fundamental por al menos dos tercios de sus integrantes, lo que obliga a la búsqueda de acuerdos.
2022: Plebiscito ratificatorio o de salida. La fecha de esta consulta dependerá de varios factores. La reforma aprobada por el Congreso establece que se realizará un plebiscito donde la ciudadanía podrá aprobar o rechazar el texto redactado por la Convención, el cual será con voto obligatorio y se realizará al menos 60 días después de la entrega de la propuesta. Sin embargo, el plebiscito no podrá ser en enero ni en febrero, antes de 60 días de una elección, o 60 días después de una elección.
2022: Eventual promulgación. Si se aprueba la propuesta, Chile tendrá una Nueva Constitución y el texto que data de 1980 será derogado. Por el contrario, si se rechaza, seguirá vigente la actual carta magna.
