Es con gran preocupación que desde la Coordinación de Organizaciones de Derechos Humanos de la Región de La Araucanía, leemos el discurso que el presidente Sebastián Piñera realizó en su última visita a la región a fines de Junio de 2018.
Nuevamente se insiste en reiterar el error de asumir el problema del conflicto Estado – Pueblo Mapuche, como un problema de delincuencia, y no como lo que realmente es: un problema histórico político. El anuncio de la llegada de un comando de 80 carabineros capacitados en dos países de reconocidos violadores de derechos humanos por el uso excesivo de fuerzas policiales;[1] no puede sino generar preocupación entre las organizaciones de defensa de los derechos humanos de la región, ya que sabemos que esto implica más violencia contra las comunidades mapuche movilizadas por la recuperación de tierras, y más represión hacia la protesta social en general. Estas policías no vienen a resguardar ni la paz, ni el Estado de derecho, vienen a preservar la continuidad del saqueo de los territorios de la región por parte de privados.
Aquellos antecedentes son parte, del “paquete de desarrollo” que nos viene a presentar y pretende promover el presidente Sebastián Piñera: más proyectos de generación de energía vinculados a la disminución de la participación de las comunidades y territorios en donde se pretenden instalar aquellas actividades extractivistas; mayor dependencia de mercados externos; aumento de la producción alimentaria que se irá fuera del territorio chileno y mapuche; menor implicancia política local y fomento del centralismo de Santiago. Todo lo anterior, sin la consulta, ni el consentimiento de quienes vivimos en regiones, y en la región de La Araucanía.
Negamos la presencia de terrorismo en la región, ya que los ataques en el marco de las reivindicaciones de tierras mapuche, siempre han apuntado a generar daños materiales y evidenciar una posición política contra un sistema económico determinado, y no a dañar a la población mapuche y chilena que co-existe en este territorio.
Nuestra aclaración, no intenta justificar el uso de la violencia como medio de lucha, pero si queremos darle el contexto político, económico e histórico que corresponde, y no sobredimensionar ni juzgar de forma aislada los hechos, ejercicio que impulsa y reproduce mediáticamente Estado de Chile.
La muerte del matrimonio Luchsinger Mackay fue un trágico acontecimiento, lamentado transversalmente por la sociedad regional. Sin embargo, este hecho no ha sido nunca reivindicado como un acto cuyo objetivo planificado fuera ese terrible desenlace. Hay violencia rural, es cierto, pero la mayor parte de esta violencia recae en contra de personas mapuche, quienes tienen que convivir con la constante presencia de Carabineros y sus imponentes infraestructuras; la transformación de internados escolares en cuarteles; permanentes controles de identidad; rondas de vehículos policiales por caminos rurales; y la presencia de Carabineros como guardias privados de los latifundios aledaños a las comunidades mapuche. Y además, con el esfuerzo de criar niños y niñas Mapuche en espacios de violencia y constante deterioro de la naturaleza. Los ejemplos más crudos de lo anterior, son las muertes de los jóvenes Alex Lemun (17), asesinado por una bala en la frente percutida por un carabinero, Matías Catrileo y Jaime Mendoza Collío, ambos asesinados por disparos por la espalda percutidos por carabineros, y Brandon Huentecol (17) que recibió disparos a quemarropa por la espalda mientras era reducido por el carabinero que le disparó. Esto solo por mencionar algunos casos, ya que los hechos de violencia de carabineros contra adultos, mujeres, niñas y niños mapuche en sectores rurales de La Araucanía, son reiterados y abundantes.
Ahora bien, cuando escuchamos y volvemos a leer el discurso del presidente Sebastián Piñera, nos preguntamos ¿quién está cometiendo un atentado o desacato hacia las personas que convivimos en este territorio? ¿quién viene a promover un “paquete de desarrollo” ajeno e impositivo? ¿quién pretende imponer una mirada cultural exógena, una mercantilización de la naturaleza, una economía capitalista salvaje y una folklorización del pueblo Mapuche? Preguntas que se acrecientan cuando vemos que los/as abogados/as que han puesto en evidencia las situaciones antes mencionadas y los hechos de violencia de la región, defendiendo la inocencia de personas Mapuche que han sido falsamente juzgadas en montajes políticos, se ven enfrentados/as a situaciones de acoso, hostigamiento y hasta ahora violencia simbólica por parte de policías de civil.
Nos cuestionamos ¿qué está detrás de aquellas acciones? ¿se busca amedrentar a los/as abogados/as? ¿qué está sucediendo en el caso Huracán y el juicio oral que acusa a agentes policiales de montaje de pruebas contra dirigentes mapuche? .
La abogada Karina Riquelme, por ejemplo fué víctima de un acto de amedrentamiento en la intimidad de su hogar junto a su hija de 6 años el día martes 10 de julio del presente año. Situación que nos causa preocupación, ya que pone en evidencia situaciones de vulneración de derechos humanos tan básicos como, el derecho a la vida, a vivir en ambiente tranquilo, a la libertad y a la seguridad.
Rechazamos y repudiamos toda conducta policial que pretenda intimidar aquella mujer, madre y abogada. Reproduciendo intimidación, con el solo objetivo de impedir que se imparta justicia contra agentes policiales y del Estado, que han cometido graves ilegalidades al intentar inculpar a personas inocentes para configurar artificialmente actos acusatorios de asociación ilícita. Estos hechos ya están siendo denunciados ante organizaciones de Derechos Humanos a nivel internacional.
Por último, mencionamos que cuando el presidente Piñera se refiere a (…) “los enemigos pasivos o cómplices del terrorismo, que son todos aquellos que siempre encuentran una excusa para no combatirlos con decisión y con fuerza; que siempre están justificando sus acciones y que al final son más colaboradores del terrorismo que defensores de la paz y de la libertad de esta región.” nos sentimos aludidas/os. Aun cuando no lo somos, ni sentimos que aquella etiqueta nos corresponde, por cuanto no reproducimos violencia. Por el contrario, sólo pretendemos poner en evidencia situaciones de violencia que el manejo mediático y la concentración del poder no permiten observar, para que la sociedad civil pueda juzgar teniendo en consideración todos los puntos de vista que existen.
En consecuencia, sabemos y estamos conscientes que la sociedad civil defensora de los Derechos Humanos ha sido descalificada de forma similar en periodos anteriores no muy lejanos, períodos oscuros, violentos y que hasta la actualidad se siguen manifestando. Nos referimos a la dictadura militar. Sin embargo, es nuestro deber romper con la hegemonía ideológica de los gobiernos y los poderes económicos y fácticos, para clarificar que todas y todos tenemos los mismos derechos humanos, sin importar su sexo, raza, credo, ni ingresos económicos. Que todos los pueblos tienen derecho a encontrar y reproducir sus propias formas de vida, y que ningún pueblo debe someterse a otro para enriquecerlo. Ni el chileno, ni el mapuche.
Coordinación de Organizaciones de Derechos Humanos de La Araucanía
Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos y Ejecutados Políticos de La Araucanía
Agrupación de Ex Presos Políticos Enrique Pérez Rubilar
Casa Autogestionada de Mujeres del Ngulumapu
Centro de Investigación y Defensa del Sur CID Sur
Centro de Investigación en Derechos Humanos CINPRODH
Comisión Ética Contra la Tortura
Observatorio Ciudadano
Red de Acción por los Derechos Ambientales RADA
Red de Defensa de los Territorios