Ante la falta de políticas lingüísticas que promuevan su preservación y desarrollo, las lenguas indígenas de América Latina se encuentran en una situación de resistencia. El mapuzugun no es la excepción: sólo el 10% del pueblo mapuche lo habla y cada vez se transmite menos de generación en generación.
El mapuzugun, lengua de la tierra o habla de la gente, se hablaba desde el río Choapa hasta Chiloé en el siglo XVI, cuando los conquistadores españoles llegaron a lo que hoy es Chile. En ese entonces, eran varios los pueblos que compartían esa lengua. Para hacer frente a la presencia hispana, estos grupos se aglutinaron y estrecharon sus lazos hasta formar la identidad mapuche.
Actualmente, los mapuche son el grupo indígena más numeroso de Chile. Según los censos de inicios de este siglo más de 1,4 millones de personas se identifican como tales. Viven en la parte central del territorio chileno, aunque también hay un pequeño grupo en la provincia de Neuquén, en Argentina. La mayoría de ellos habitan en zonas urbanas.
El pueblo mapuche es conocido por su lucha contra los colonizadores españoles y, más tarde, contra el dominio chileno. Sin embargo, ese espíritu combativo no ha sido suficiente para defender su lengua, cuyo número de hablantes es muy reducido.
El derecho al uso de la lengua es un derecho humano fundamental.
Elisa Loncón Antileo, lingüista y profesora mapuche del Departamento de Educación de la Universidad de Santiago de Chile y defensora de los idiomas originarios, considera que en América Latina las lenguas indígenas se encuentran en situación de resistencia, al igual que sus hablantes.
“Es parte de la lucha de los pueblos indígenas, pero en el vínculo con los Estados las lenguas están amenazadas. No hay políticas lingüísticas que favorezcan su desarrollo. Es una situación delicada que requiere ser atendida. El derecho al uso de la lengua es un derecho humano fundamental”, señala.
Un ejemplo de esto es que en Chile sólo el 10% de los mapuche habla el mapuzugun y apenas otro 10% la entiende, mientras que el resto no tiene ninguna noción del idioma.
Integración económica y pérdida de identidad
Como en muchos otros casos de lenguas vernáculas en situación crítica, este fenómeno se debe en gran parte a la marginación y pobreza de las poblaciones indígenas, que se ven obligadas a buscar una integración económica para subsistir, pagando el alto precio de abandonar sus símbolos de identidad, entre ellos su lengua.
Pero ese precio es demasiado alto porque la lengua es uno de los principales activos de cualquier pueblo, perderla significa perder la historia y la cultura. Las lenguas originarias deben preservarse, dice Elisa Loncón.
“Las lenguas indígenas son transversales en las luchas de los pueblos, se puede recuperar territorio o parte del territorio, pero si se pierde la lengua, los pueblos indígenas pierden sus conocimientos. Cada pueblo nombra en su lengua su mundo, su historia, todo el bagaje cultural, por eso es tan importante mantener la lengua, para que el pueblo pueda seguir existiendo con su identidad, su modo de pensar, su filosofía, su manera de construir saberes. Los pueblos indígenas codifican el mundo desde una perspectiva filosófica diferente a las culturas occidentales.”
Se requieren políticas
Para proteger la riqueza contenida en las lenguas originarias y promover su uso, la Asamblea General de la ONU declaró al 2019 como Año Internacional de las Lenguas Indígenas.
Para la profesora Loncón se trata de una buena medida que debe ayudar a crear conciencia y a evitar que los pueblos que buscan la integración, sobre todo por necesidad económica, accedan al mercado laboral y a los servicios sin por ello dejar de hablar sus lenguas ni dejar de enseñárselas a sus hijos.
En su opinión se puede hacer mucho. En el ámbito educativo, por ejemplo, las políticas de educación intercultural bilingüe con lenguas indígenas podrían fomentar en los niños el amor por sus lenguas y mostrarles el valor de las personas bilingües porque, desafortunadamente, las lenguas indígenas “están asociadas al desprestigio, al menosprecio de racismos instalados en los países de Latinoamérica que tienen presencia de lenguas indígenas”.
¿Por qué ocurre esto? “Es un tema político, si los pueblos indígenas tuvieran mayor escenario de acción, cierto control de sus decisiones políticas, por ejemplo, en los parlamentos, el prestigio del idioma sería mayor. Llevar la lengua a una sesión de parlamento implica elevar el estatus de una lengua indígena que está minimizada y poco valorada en las sociedades. A nivel de los medios de comunicación, debería existir una política para difusión de las lenguas, y eso iría a la par con garantizar el derecho a recibir información en lengua indígena. En el plano de la cultura deberían estar contempladas en el arte, la música, el teatro. Se requieren políticas. No hay políticas y siempre eso queda en la marginación”, reflexiona Elisa Loncón.
Responsabilidad de todos
La también coordinadora de la Red por los Derechos Educativos y Lingüísticos de los Pueblos Indígenas de Chile afirma que salvar las lenguas indígenas es responsabilidad de toda la sociedad, de indígenas y no indígenas.
Las lenguas indígenas no han desaparecido por decisión directa de la gente, sino que ha sido inducido por las políticas.
“Porque a final de cuentas, las lenguas indígenas no han desaparecido por decisión directa de la gente, sino que ha sido inducido por las políticas y lo que hay de fondo es el rechazo profundo a una identidad cultural, una identidad de pueblo que no contribuye a ningún proceso formativo del ser humano. El ser humano para instalarse en cualquier lugar necesita asumir quién es en primera instancia. Cuando los niños indígenas no asumen su condición de niños indígenas o cuando sus padres han rechazado su condición, la posibilidad de que la educación, la escolarización tenga buenos resultados en ellos disminuye cada vez más. Necesitamos gente íntegra que asuma su historia, su lengua y su cultura.”
El Año Internacional de las Lenguas Indígenas tiene precisamente el propósito de reivindicar esos idiomas y con ellos, el orgullo de los pueblos y las personas que los hablan.
“Es relevante que las Naciones Unidas hayan declarado este año porque le dan una oportunidad, un espacio político a las lenguas indígenas en el escenario de todos los Estados. Y los Estados deberían abrir espacios comunicativos, legislativos de protección a las lenguas y que se avance en materia de protección a las lenguas indígenas. Y para los pueblos indígenas, ojalá se pudiera aprovechar al máximo este año en cuanto a avanzar en la reivindicación de los usos funcionales de las lenguas. Está bien la parte oral, pero también el avance hacia su posicionamiento escrito”, concluye Elisa Loncón.