En la ONU, ayer Michelle Bachelet cuestionaba los modelos productivos y el tipo de crecimiento… es fácil al final del mandato, pero más vale tarde que nunca. El 21 de septiembre se conmemora el Día Internacional de Lucha contra los Monocultivos de Árboles.
Fuente: olca.cl
En el 2004 en adelante, la organización desiertos verdes de Brasil, hizo del día de la primavera la fecha para recordar las miles de semillas que estamos aniquilando cotidianamente, y denunciar el avance de la voracidad extractiva que está tragándose la vida y el sentido común.
Distintos esfuerzos territoriales, como también desde redes internacionales, vienen exigiendo el término de un modelo depredador, abusivo y completamente nocivo para el desarrollo socioambiental local, que se instaura violentamente a partir de la intromisión de especies exóticas a ecosistemas y sociedades con características y formas de desarrollo diferentes.
En distintos países del mundo y en especial en América Latina vemos cómo sistemáticamente los gobiernos optan por profundizar un modelo que trae ganancias económicas a un puñado de corporaciones, sin reflexionar en torno a sus impactos, como el desproporcionado consumo de agua que estas plantaciones requieren para su mantención, o la contaminación directa de distintas fuentes de agua en las cercanías de estos planteles, justo en contextos en que el 36% de la población mundial vive en situaciones de estrés hídrico. Los bosques son parte fundamental del ciclo hídrico y la deforestación que trae consigo el modelo forestal es insostenible.
En Chile, más de 3 millones de hectáreas de pino y eucaliptus, se encuentran ocupadas por este negocio, que actualmente está en más de un 70% concentrado en manos de sólo dos grupos económicos (Luksic y Angelini). Esto ha traído consigo migración forzada, pérdida de fuentes de agua y por consiguiente de suelos fértiles y de bosque nativo, pérdida de biodiversidad con aumento considerable de plagas al aniquilar los bioreguladores, lo que supone mayor utilización de agrotóxicos altamente peligrosos e incendios cada vez más recurrentes y amplios, como los que el pasado enero quemaron más de 500.000 hectáreas arrasando con todo a su paso, incluyendo bosque nativo.
Las políticas del gobierno, que en la ONU habla de atreverse a transformar el modelo productivo, han posibilitado que algunos de los terrenos arrasados por los incendios hayan estado siendo arrendados por pequeños agricultores a las forestales para plantar más pinos y eucaliptus, o que en las universidades del centro y sur de Chile se comience a hablar de la transgenia como alternativa, árboles genéticamente modificados para que se adapten de mejor manera a las plagas, a los cambios de temperatura y se recuperen los espacios plantados en un tiempo menor al ya transcurrido previo a los incendios…. Las comunidades que acompañamos, cuando se atreven a pensar en transformaciones lo hacen volviendo a poner la vida al centro de las decisiones, no proponiendo aún más devastación y nuevas tecnologías que hagan el proceso más rápido y eficiente para las empresas. El gobierno de Chile financió y co-organizó la V conferencia de la Unión Internacional de Organizaciones de Investigación Forestal IUFRO a comienzos del pasado junio en la región del Bío Bío, una de las más azotadas por los incendios de enero.
Las cosmovisiones que se sienten parte y no dueñas de la naturaleza, como la del pueblo Mapuche, han confrontado desde siempre esta colonización verde, y el Estado ha mantenido una cruzada de estigmatización, criminalización y persecución política sin cuartel en las comunidades, naturalizando allanamientos, represión, presidio y muerte. De hecho, nuevamente 4 comuneros Mapuche procesados bajo la ley antiterrorista, cuestionada por la misma ONU donde Bachelet fue a dar su discurso, se encuentran en su día 107 de huelga de hambre intentando demostrar el trato injusto que reciben por parte del Estado chileno, ya que existen testigos directos del hecho ocurrido que descartaron su presencia en los mismos.
Por eso hoy, este 21 de septiembre nos sumamos a las voces que demandan libertad a los presos políticos Mapuche, respeto a los territorios y las comunidades que los habitan, y articulación para defender la biodiversidad, la vida digna, el agua, la autodeterminación y la soberanía territorial, alimentaria e hídrica. Debemos defender la agricultura familiar campesina, el intercambio de saberes ancestrales y las formas de desarrollo local que escuchan los signos de sus propios territorios, eso es atreverse a pensar otros modelos productivos, distintos a los que imponen las corporaciones, en ese esfuerzo estamos y en ese seguiremos, porque sin equilibrio el crecimiento es en vano, sin creatividad la producción es vacía, sin derechos colectivos no pueden garantizarse las garantías individuales.
Por el agua y los bosques: no más expansión de monocultivos forestales ni árboles transgénicos
¡Las Plantaciones NO son Bosques!
Observatorio Latinoamericano de Conflictos Ambientales – OLCA
miembro de la Red Latinoamericana Contra los Monocultivos de Árboles y de la Campaña Internacional Alto a los Árboles Transgénicos