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El río San Pedro y su tesoro biológico ancestral

Como si esto fuera poco, el río San Pedro alberga un tesoro biológico preciado, una especie ancestral que proviene de la era de los dinosaurios (Cretácico) y cuya sobrevivencia está potencialmente amenazada por la latente construcción de esta central.


Por: Nicole Colin
16 de julio de 2021


En el río San Pedro, cauce que da origen al mítico río Calle Calle, una central hidroeléctrica amenaza con instalarse hace ya 14 años. Esto, pese al gran impacto que ello significa, lo que es reflejado en el cuarto Estudio de Impacto Ambiental en proceso de evaluación, una aberración en cualquier país del mundo con criterios ambientales serios.

Esta central pretende instalarse en una de las cuencas con mayor diversidad y belleza escénica de Chile, con una historia sísmica-geológica en la que destaca el terremoto más grande registrado a nivel mundial en el año 1960. Como si esto fuera poco, el río San Pedro alberga un tesoro biológico preciado, una especie ancestral que proviene de la era de los dinosaurios (Cretácico) y cuya sobrevivencia está potencialmente amenazada por la latente construcción de esta central. Este pez, llamado comúnmente toyo de agua dulce, cuyo nombre científico es Diplomystes camposensis, alberga en el río San Pedro una de sus mayores poblaciones.

Los estudios realizados en esta especie indican que es altamente móvil, necesita desplazarse para desarrollar funciones básicas como reproducción y alimentación. Una barrera, como el muro de una central, impediría que se mueva libremente, cambiaría su hábitat oxigenado y de aguas corrientes a uno léntico y con materia orgánica en descomposición, no viable para su sobrevivencia.

La especie quedaría segregada y, dadas sus características genéticas de poca variabilidad, esta población estaría destinada a su declinación hasta desaparecer. De esta manera, solo pequeñas poblaciones quedarían aisladas entre sí en los ríos Cruces y Enco, principalmente, la primera cada vez más confinada a la parte alta del río (aguas arriba de Loncoche), debido a la contaminación aguas abajo.

Cabe destacar que la familia Diplomystidae, es una de las más antiguas de peces óseos de agua dulce a nivel mundial, posee 5 especies altamente endémicas en Chile, una de ellas casi extinta, Diplomystes chilensis, dada la fuerte presión por actividades humanas en la zona central (minería, embalses, centrales, canalización), lo que indica que son altamente vulnerables. Diplomystes nahuelbutensis va por ese mismo camino, con una declinación importante de su población, dada la gran presión y deterioro en el río Biobío y en las cuencas costeras producto de las centrales e industria forestal.

Estamos frente a las mayores crisis ambientales a nivel mundial, una de ellas ―de acuerdo a la ONU― es la pérdida de biodiversidad. Cada especie tiene un rol en nuestros sistemas y nosotros dependemos de ellas, la biodiversidad es clave para mantener el equilibrio ambiental y sustentar los servicios del ecosistema que necesitamos para sobrevivir, desde el alimento hasta el agua que bebemos.

En Chile el 80% de las especies de peces de agua dulce está en algún grado de amenaza. La reflexión que debemos hacer es la siguiente: ¿podemos permitir que el desarrollo no sostenible continúe amenazando la biodiversidad, el equilibrio y bienestar de nuestro entorno?

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