A comienzos de los años noventa, en pleno cambio de regímenes coloniales, los trawün o encuentros mapuche se llevaban a cabo por todos los territorios con la expectativa puesta en los cambios que se esperaban a favor de las demandas y reivindicaciones históricas de nuestro pueblo postergadas durante la dictadura cívico-militar.
Entre las distintas voces y enfoques que podíamos escuchar lxs jóvenes de aquel entonces,
estaba la de un mapuche abogado, Jose Linkokeo Wenuman, quien tocaba una tecla disonante con las visiones indigenistas que se institucionalizaban en el poder, entrando en sintonía con aquellos enfoques descolonizadores que hoy son transversales en el movimiento mapuche y en los movimientos indígenas a nivel global. Escuchábamos de sus alocuciones históricas la reivindicación de un estado de Arauco, como se le nombraba en las crónicas, de las formas de autorregulación política que por siglos había practicado nuestro pueblo, de aquel Wallmapu independiente o país mapuche y de la pérdida del mismo y de su población a través de lo que nombraba sin tapujos como un genocidio practicado por los estados chileno y argentino. Telón histórico de origen de poco más de un siglo que define hasta hoy nuestra situación colonial.
Su ejercicio profesional lo centró en buscar las contradicciones legales del orden estatal impuesto, demostrando cómo la propiedad privada de la tierra se había fundado sobre el despojo y el genocidio practicado con la ocupación militar y la colonización del Wallmapu. Su denuncia la hizo desde los propios tribunales chilenos, iniciativas que si bien fueron acogidas en algunas instancias no se continuaron por los intereses políticos y económicos en juego y el compromiso de los gobiernos democráticos con el orden colonial y el modelo neoliberal. Aun así no cesó y llegó a instancias jurídicas españolas con la intención de hacer conciencia de la violación de los tratados hispano-mapuche consagrados en parlamentos, a los cuales visualizaba como instrumentos internacionales que reconocían derechos que no habían expirado y ante los cuales se debía exigir su cumplimiento, establecer las condenas y restituciones que correspondían.
Don José Linkokeo no sólo demostró que la ocupación militar y estatal del Wallmapu eran actos ilegítimos, sino también ilegales. Aunque defendió estos argumentos y su evidencia frente a la institucionalidad colonial, socializó sus planteamientos en innumerables trawün junto a su gente. Relacionaba los procesos de recuperación de tierras que impulsaban comunidades o las defensas contra el capitalismo extractivo a través de megaproyectos o la expansión forestal, con la vigencia de los tratados mapuche y con la historia más amplia de autodeterminación y lucha por la liberación de su pueblo.
La década de los noventa y la de inicios del presente siglo estuvieron cruzadas por las
contradicciones que agudizaba la entronización del modelo capitalista en su versión neoliberal, y con ella la reinvención de la relación colonial enmascarada en políticas multiculturales, y que no se ha hecho problemas en convivir con la aplicación de leyes antiterroristas hacia aquellas comunidades, luchadores y luchadoras mapuche que impugnaban sus injusticias y abogaban por cambiarlo.
Jose Linkokeo, el mapuche abogado, acompañó desde los tribunales procesos emblemáticos de reconstitución territorial como el de la comunidad Temulemu, que le costó su encarcelamiento junto a comuneros que buscaban recuperar sus territorios, lo que no le hizo mermar su entrega a ese tipo de causas hasta sus últimos años en que la salud ya no le acompañaba como en los primeros tiempos.
Este 19 de marzo de 2022 supimos de su deceso. El covid sufrido hace unas semanas lo debilitó y un accidente posterior lo habría postrado de manera que se hacía difícil seguir el ritmo de la vida que llevaba.
Don Jose Linkokeo Wenuman pasó a la otra vida, al país donde se continúa coexistiendo con los suyos de todos los tiempos y territorios. A quienes seguimos acá nos deja un legado, una tarea por continuar y resolver. Extrañaremos su erudición, elocuencia, pasión y la forma directa para decir las cosas por su nombre. El mejor homenaje, si es que se trata de eso, es continuar en la recuperación del territorio usurpado, en la autodeterminación y lucha por la descolonización del Wallmapu poniendo a disposición todas nuestras capacidades desde distintos frentes y trincheras. Persistir en la reparación de las relaciones y tejidos sociales, culturales y políticos rotos, reconstituyendo nuestra materialidad, escuchando los silencios sin olvidar el legado de lxs antepasados y nuestra historia, donde lo que se pacte se respete.
Marzo küyen 2022.
Centro de estudios e investigaciones – Comunidad de Historia Mapuche.