lunes, diciembre 9, 2024

Logko Antriao a sociedad de Villa la Angostura: «Nuestra acción es hacia una dirigencia que vive en una burbuja de privilegios»

Este mensaje bien directo y sincero es para la sociedad de Villa la Angostura… ese conjunto de familias que forma este pueblo con el cual nos cruzamos y convivimos cada día de nuestra vida.

Tenemos un sueño como comunidad: poder desarrollar nuestra identidad mapuche en nuestro territorio comunitario, pero libremente, sin amenazas, sin tensiones, sin discriminación. Y poder convivir con un pueblo de la Villa que este deseoso de conocer a la cultura mapuche, como cultura milenaria, llena de conocimientos sobre cómo vivir respetando el entorno natural y el conjunto de todas las vidas naturales que nos rodean, que en nuestro mapudugún es IXOFIJMOGEN.

Convivir con un pueblo que valora la riqueza que le aporta el pueblo mapuche a su sociedad y que se enriquece con los valores que le aporta la población de la Villa, que mas allá de que se fue conformando hace pocas décadas, hoy convive y conviviremos, por siempre, nosotros y los hijos de nuestros hijos.

Lamentablemente ese sueño tiene un pasado muy duro de enfrentamientos y de incomprensiones, desde el mismo momento en que se funda la villa sobre el Lote Pastoril N° 9, que nuestros ancestros recibieron en propiedad en 1902. 

No voy a detallar cada despojo que recibió este Lote, amparado en funcionarios públicos y en métodos fraudulento, porque lo he contado muchas veces y la idea de este mensaje no es escarbar en heridas, sino de invitar a la sociedad a pensar en otra forma de convivencia que no sea el despojo sistemático y la discriminación por el solo hecho de ser mapuche.

Hay quienes en esta sociedad piensan que somos los mapuche los que alteramos la paz social, violamos las leyes, generamos miedo y pánico en la población por nuestras “acciones violentas”. 

Pero nosotros queremos contarles por qué nos vemos forzados a recurrir a una acción de fuerza. 
Una acción de fuerza que no está dirigida a usted, vecino que camina cada día a su trabajo, tampoco a usted vecina que se queda en su casa con el temor creado de que su casa puede ser la próxima propiedad «usurpada«. 
Tampoco está dirigida a quien, con buena fe, compró un terreno y hoy se ve envuelto en un conflicto de intereses, con signos claros de haber sido estafado. 
No está dirigida a quien, juntando ahorros, llegó a este paraíso natural y planeó su nueva vida aquí. 
Menos está dirigida a esos pobladores que en gran parte son nuestros propios descendiente, familias, hijos o sobrinos nuestros.

Nuestra acción va dirigida a forzar la voluntad de una dirigencia política que está viviendo en su propia burbuja de privilegios, de campañas proselitistas agotadoras, de una visión de corto plazo que solo le permite ver hasta la próxima campaña y que, en las últimas décadas, nos ninguneó y despreció cada planteo que le hicimos.

Planteamientos y propuestas que hicimos de todas las formas: por escrito, solicitando audiencia, enviándoles documentación, denunciándolos en los juzgados, respondiendo a los procesamientos que promovieron contra nuestras autoridades, resistiendo a los desalojos violentos que nos expulsaron de nuestras tierras, apelando a la corte suprema, elevando nuestras peticiones a los tribunales internacionales, cuando no éramos escuchados en casa, logrando enormes éxitos en las cortes internacionales, como en los fallos de la OEA, que no son cumplidos por las autoridades locales, sintiendo que hasta ciudadanos americanos recién llegados son tratados con mayor atención que nosotros y nuestro grito de décadas.

La paciencia que hemos tenido como comunidad ha sido infinita. Parados siempre en los consejos que nuestros mayores nos dan. Parados en lo pasado para decidir nuestro futuro. Fuimos demostrando lo que ya sabíamos: que fuimos, somos y seremos mapuche (mapuce). 

 
Pero ahora lo sabemos más, porque nos hemos reunido para contarnos y hacer surgir voces silenciadas.

Fueron cayendo varias leyendas que se habían convertido en reglas wingka para el despojo: que no somos mapuce, que somos chilenos, que nuestros abuelos Paichil y Antriao andaban por acá de casualidad, que nuestros hermanos vendieron legalmente, que hoy no pensamos en el “desarrollo” del municipio. Que en definitiva no existimos.

Fue tanta la represión que nosotros mismos lo asumimos hasta el punto de dejar de hablar nuestro idioma para evitar que nos detectaran, clandestinamente nos reuníamos en ceremonias espirituales, unos y otros nos visitábamos haciendo creer que éramos fieles de alguna otra religión, nos mezclábamos con el resto de la población, trabajamos para la municipalidad y para cuanto emprendimiento privado nos ofrecieran, posamos para la foto, prestamos nuestros lugares de reunión y los patios de nuestras casas para que se instalen estaciones de servicio y supermercados…

En fin, concluimos en que somos lo que pudimos ser frente a tanto atropello, y en lugar de vernos como parte del pasado, o simplemente desconocernos, invitamos a la sociedad de Villa la Angostura a que busquemos una forma de convivir, de que cada uno tenga lo que le corresponde, donde la pobreza nuestra no sea producto de privilegios de unos pocos.

Ayer acabamos de realizar un acuerdo con el gobierno provincial y municipal: trabajar juntos para definir el límite de nuestro territorio comunitario. 

Vimos una decisión muy firme de las autoridades de gobierno de lograr un marco de convivencia entre mapuche y la sociedad toda, respetando los derechos humanos de la comunidad mapuche y todo aquellos que compraron de buena fé su porción de tierra. 
 
Nuestro compromiso es no avanzar con las “ocupaciones” para dar tiempo al gobierno de analizar toda la documentación reunida en el “Relevamiento Territorial y Mapeo Cultural” realizado en 2010 por la comunidad y nuestros técnicos. 
Y para escuchar las razones de los afectados por nuestra demanda. 
Y lograr arrancar con el Relevamiento que indica la Ley 26.160.

Caminamos hacia la mejor manera de recuperar una convivencia, un respeto, un reconocimiento, enriquecidos en nuestras diversidades culturales. 

 
Esto es lo que nos moviliza hoy.

Pewmagen!… (Es el sueño que tengo!)

                       Ernesto Antriao – Logko Comunidad Paichil Antriao.

 
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